jueves, 2 de abril de 2015

La manzana no cae lejos del tronco - Una alianza de padres de familia y maestros para que las nuevas generaciones encuentren su vocación

Angélica Olvera & Tiiu Bolzmann

LA PEDAGOGÍA SISTÉMICA
Tanto educadores como padres de familia se encuentran muchas veces frente a situaciones en las que no entienden cómo, a pesar de todos sus esfuerzos, no logran ayudar al chico o al adolescente a modificar ciertos comportamientos conflictivos o a resolver dificultades de aprendizaje. Es frecuente que educadores y padres de familia se responsabilicen mutuamente cuando no ven resultados positivos en sus intentos.
Bert Hellinger ha creado un método, las Constelaciones Familiares, que permite encontrar soluciones para equilibrar sistemas y ayudar a que cada persona esté en el lugar que le corresponde, ocupándolo con toda su fuerza.
Aplicando este método al área educativa sabemos que la plena fuerza de un chico no está en ser grande, sino en ser lo que es: un chico.
Cuando puede lograrse que tanto el padre, como la madre, el estudiante como el maestro, ocupen totalmente su lugar, entonces el proceso de enseñanza – aprendizaje fluye provechosamente para todos quienes lo comparten.
En el área educativa, muchos de los problemas escolares pueden ser resueltos gracias al trabajo conjunto y organizado de maestros, maestras, padres, madres y estudiantes.
 ¿Cómo lograr un trabajo conjunto en donde todas las fuerzas confluyan y sirvan al mismo objetivo? Una excepcional respuesta, por su calidad y originalidad, la ha dado a estas interrogantes el enfoque Sistémico que hace Bert Hellinger.

UNA MIRADA AL PENSAMIENTO SISTÉMICO
Quisiera empezar mirando los sistemas en sí mismos. El significado de “SISTEMA”, una definición amplia que contiene cuatro puntos es la siguiente:
1. El sistema es un conjunto de elementos y sus relaciones entre los elementos y sus atributos.
2. Los elementos se influencian unos a otros mutuamente. Si uno de ellos se cambia, automáticamente causa un cambio en todo el sistema.
3. Los sistemas son totalidades. Todo lo que existe, existe en contextos totales.
4. El sistema es una cualidad, más que una suma de sus elementos.

SISTEMA FAMILIAR
Este concepto suena muy abstracto, pero si adaptamos estas definiciones al sistema familiar, entenderemos de qué se trata.
1. La familia es un conjunto de miembros y sus relaciones entre los miembros y sus características. 2. Los miembros se influencian uno al otro mutuamente. Si uno de ellos se cambia, automáticamente ocasiona un cambio en todos los miembros del sistema.
3. Las familias son totalidades. Todos los que existen, existen en contextos totales.
4. La familia es una cualidad, más que es suma de sus miembros.
 Ahora, los sistemas humanos, es decir: las familias tienen una condición que es significativa para el comportamiento del ser humano: el afán hacia una finalidad y éste es dirigido a la sobrevivencia de nuestra especie. El ser humano está condicionado a reproducirse, y las relaciones humanas sirven para la vida. La meta ya existe en el pensamiento e influye en la acción. Así, el sistema familiar se encuentra en un proceso perpetuo y está dirigido y unido por leyes visibles e invisibles.

LOS ÓRDENES DEL AMOR
Desde el momento en que llegamos a la vida pertenecemos a un determinado sistema de relaciones familiares. Más tarde nos integramos a otros sistemas como: el colegio, grupo de amigos, equipos de trabajo y otros más amplios como lo son las religiones, culturas, países y, al final, al sistema del universo. Y en todos estos sistemas existen Órdenes, en cada uno de distinta manera, que al respetarlos nos permiten avanzar y vivir en sintonía, en caso contrario nos detienen. De manera que al respetarlos nos permiten avanzar y vivir en sintonía, en caso contrario nos detienen. De manera más fuerte sentimos los Órdenes en la familia: Si los respetamos, el amor puede fluir. Por eso Bert Hellinger los llama: “Órdenes del Amor”. Todos somos miembros de nuestro Sistema Familiar.
Todos somos hijos de un padre y una madre, que a su vez, también son hijos de un padre y una madre, no importa si ya murieron, si los conocimos o no. Nadie tiene el poder de cuestionar este sistema en el que nace. Tampoco puede negar a su familia, sin negarse a sí mismo. Estamos ligados con profundos lazos de lealtad a nuestra familia, y seguimos las leyes que la dirigen y la unen.
 Como un árbol, que tiene su forma y su lugar en el que crece a su propia manera.
 El orden viene primero, después viene el amor. Bert Hellinger comprobó y observó que el amor puede desarrollarse en un orden correcto; si existe un desorden, el amor, aunque sea grande, no puede fluir.
 Ahora bien, antes de observar las relaciones más detalladamente, quiero que prestemos atención a algo muy importante: La teoría sistémica se trata de la investigación de las relaciones entre los fenómenos y no de la naturaleza de los fenómenos.

Lo mismo se aplica en el trabajo de constelaciones Familiares y los Órdenes del Amor, también se refiere a las relaciones. Las relaciones no son fijas, tampoco las actitudes o características de los miembros de la familia, pues éstos cambian en distintos contextos. Por eso se puede asfixiarlos. Por eso no tiene sentido decir que una persona “es” de tal manera, sino que “parece ser”, de esta forma conseguimos información sobre el sentido del comportamiento y también del funcionamiento del sistema.

ÓRDENES DEL AMOR- PARA EL LOGRO DE LA RELACIÓN
Bert Hellinger menciona tres condiciones para el logro de la relación.

El primer Orden es la vinculación.
 Cada ser humano tiene la necesidad de estar vinculado. El niño siente la vinculación como amor y felicidad, no importa de qué manera crece, ni en qué circunstancias y no importa cómo son los padres. El hijo sabe que pertenece, ese saber y ese vínculo es amor. Uno tiene que ver el poder de esa vinculación, porque por ese amor, el hijo es capaz de sacrificar su vida.

El segundo Orden es el equilibrio entre el dar y el tomar
Todos los sistemas humanos tienen la tendencia y la necesidad de equilibrarse. Esto es una ley natural que se muestra en las relaciones como la necesidad de dar y tomar. Hay que diferenciar: el intercambio entre un hombre y una mujer en pareja, es distinto al intercambio entre padres e hijos. Una pareja tiene la necesidad de equilibrar entre dar y tomar. Pero en la relación entre padres e hijos no se puede lograr el equilibrio de la misma manera, pues los padres dan y los hijos toman. Los hijos nunca pueden dar a los padres lo que ellos recibieron. Porque el equilibrio tiene que ver también con el tiempo y el orden sigue una jerarquía: Aquéllos que vinieron antes dan a aquéllos que vienen después. Esto funciona también en la fila de los hermanos.

El tercer Orden se refiere a las normas y reglas del grupo.
 En todas las relaciones se desarrollan normas, reglas, rituales, convicciones y tabúes que tienen valores para todos los miembros. De esta manera se estructura una relación en un sistema con órdenes y reglas. Estos órdenes son conocidos y visibles, pero detrás de éstos actúan órdenes invisibles, ya anticipados, que no se dejan negociar.
 Resumiendo, se puede decir que existen tres necesidades elementales que son responsables para lograr una relación y la conciencia está al servicio de las tres.
Una relación tiene éxito solamente si estas tres condiciones están ejecutándose a la vez. No hay vinculación sin equilibrio entre dar y tomar y sin reglas; no hay equilibrio sin vinculación y reglas; y no hay reglas sin vinculación y equilibrio.
 Cuando uno quiere dar solamente, se queda en la posición de tener pretensión. Esta actitud se encuentra en personas que trabajan en el ámbito de ayuda, dan pero no quieren tomar. Otros se niegan a tomar, quieren guardar su inocencia; de esta manera se sienten sin la obligación y superiores a aquéllos de quienes toman. Esta negación se dirige muchas veces hacia los padres de familia; de esta manera la persona se siente vacía e insatisfecha.