jueves, 10 de noviembre de 2011

Taller de Constelaciones Familiares: "Más allá de la culpa"

Más allá de la culpa



Encuentra el equilibrio en tu vida aprendiendo a dar y tomar

Culpa e Inocencia en Nuestras Relaciones
Bert Hellinger

Toda relación humana se inicia dando y tomando, y con el dar y el tomar también se inician nuestras experiencias de inocencia y de culpa porque quien da, también tiene derecho a recibir y quien toma, también se siente obligado.
Y de ahí, la culpa y la inocencia. Si no estamos en equilibrio con este intercambio de dar y tomar, de recibir y de responder dando, no estamos tranquilos.
Al recibir, perdemos nuestra ‘independencia’ porque entramos en deuda y también perdemos nuestra inocencia, porque la culpa entra en juego haciéndonos buscar el equilibrio.

¿Cuáles son los desórdenes que nos dan intranquilidad?

1.                  Huir.  Pretender conservar su independencia negándose a participar.  Prefieren cerrarse en vez de tomar. Así no están obligados a nada.  Así, muchos se creen especiales o mejores.  Sus vidas sólo funcionan al mínimo y se sienten vacíos y descontentos.  Pero prefieren su independencia sin darse cuenta del alto costo que pagan.  Así ocurre cuando no toman a sus padres. Se quejan de que fue insuficiente lo que les fue dado, o que no fue adecuado.  El resultado siempre es el mismo:  se quedan inactivos y vacíos.
2.                  La Plenitud:  El efecto contrario lo podemos ver en quienes toman de sus padres todo, lo que les dieron y lo que no les dieron.  Este tomar lo vivimos como un continuo flujo de energía y de felicidad.  Y eso lo llevan a sus demás relaciones.
3.                Yo solo doy: Otro desorden se da cuando para mantener la independencia sólo damos. Así, puedo exigir, y además, me mantengo en la actitud de que quien está obligado es el otro, nunca yo.  Quien únicamente quiere dar se aferra a una superioridad que lo lleva al fracaso en sus relaciones ya que los demás muy pronto no querrán recibir nada de él. Se retiran de él enfadados.  Ese es el camino de la soledad y el aislamiento.
Pero siempre hay una SOLUCIÓN: Dar y tomar.
Por ejemplo, tomar de los padres y dar a los hijos; tomar de los maestros y dar a los alumnos. Nos liberamos del peso de la obligación traspasando a otros algo de lo que recibimos.

El AGRADECIMIENTO también nos sirve para estar en equilibrio. Quizá no podremos compensar lo recibido entre iguales, pero la manifestación de gratitud amorosa tiene el peso para proporcionar el equilibrio en el intercambio. Tanto como cuando damos y se nos agradece lo que dimos, nos sentimos en sintonía con el amor, que el sustento y el propósito de nuestras relaciones.
Así, cuando se nos ha agraviado, es necesaria la compensación, la reparación del daño. Pero muchas veces nos ponemos nuevamente en este lugar de superioridad aduciendo que perdonamos. Para lograr una reconciliación verdadera el agraviado, al exigir la reparación, aporta al equilibrio y el ofensor no sólo tiene la obligación de asumir las consecuencias de sus actos, sino también tiene el DERECHO de hacerlo.

Aquí el perdón también tiene un espacio, porque puede mitigar el precio a pagar del ofensor. Este perdón exige que la víctima no lleve las exigencias a las que tiene derecho hasta el límite, salvando así la dignidad del culpable.  Puede aceptar la reparación y la compensación que el culpable le ofrezca sin más exigencias.

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